Monday, August 04, 2014

RICHARD PINHAS y OREN AMBARCHI: una asociación para trazos y rectificaciones musicales


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

¡Tremendo aquelarre musical el que organizan los visionarios RICHARD PINHAS y OREN AMBARCHI al decidir armar juntos un proyecto para gestar alucinantes vuelos musicales posmodernos y recopilar parte de ellos en el disco “Tikkun”! Ambos músicos son veteranos experimentadores que se especializan en reinventar el lenguaje de la guitarra eléctrica y crear osados horizontes artísticos para los sintetizadores y demás recursos cibernéticos. PINHAS tiene ya más de 40 años como líder de HELDON y gestor de una inagotable trayectoria solista que lo ha erigido como un notable veterano de la avanzada francesa, mientras que el australiano AMBARCHI cuenta también con un vasto currículum en las áreas del noise, el drone doom y el progresivo electrónico, siendo así capaz de tratar de tú a tú a PINHAS a pesar de ser un par de décadas más joven que él. Apoyados por unos cuantos músicos colaboradores – Joe Talia a la batería, Eric Borelva también a la batería en ciertos pasajes, Masami Akita organizando loops y trucos ruidistas, Duncan Pinhas manipulando efectos y trucos ruidistas – el corso PINHAS y el australiano AMBARCHI. Cuneiform Records (sí, es el mismo sello que publicó este mismo año un disco a dúo de PINHAS y YOSHIDA TATSUYA) se encargó de publicar una selección de registros en vivo de esta asociación.

 

‘Washington, D.C. – T4V1’ ocupa un espacio de más de media hora, brindando lo que finalmente se nos revelará como un orgiástico despliegue de las nieblas más opresivas dentro de esta intensa oscuridad sónica que atraviesa el repertorio global del álbum. El dúo nuclear y sus colaboradores de turno cuentan con bastante espacio para fabricar un aura de persistente tensión que se nutre de las secuencias computarizadas que vibran inapelablemente en el centro neurálgico. Las capas de guitarra y efectos ruidistas se acumulan cuales soles metálicos mientras la batería establece pulsaciones tan disciplinadas como insanas por bastantes minutos. Recién alrededor del octavo minuto es que emergen de sus tambores y platillos algunos coqueteos con grooves jazz-rockeros. Una vez que se termina de instalar esta dinámica, la vitalidad del bloque sonoro se revitaliza para generar una vitalidad más expansiva a la interminable tensión. Pero bueno, sobre la frontera del vigésimo minuto se van minimizando gradualmente las capas para llegar a una especie de sosiego cósmico, un momento de relax que nos recuerda a la faceta contemplativa del krautrock sintetizado. Ya los últimos cinco minutos están focalizados en un reposo signado por ambientes aleatorios, ocasionalmente agitados por algunos recursos de intensidad.


‘Tokyo – T4V2’ es el viaje menos extenso de los tres que recoge “Tikkun”. La articulación de este viaje sónico goza de una arquitectura más precisa, aplicada sobre el complejo groove que arman las dos baterías de Talia y Borelva, respectivamente. La vitalidad Frippiana de las múltiples capas de guitarra no solo llena espacios por doquier sino que giran sobre sí mismas para generar una luminosidad auditiva que nos impregna de una lumbre inquietantemente densa. En lo que respecta al aire cuasi-tribal que asume el esquema rítmico para esta ocasión, notamos varios aires de familia con lo que HELDON hizo en su momento en una de sus indiscutibles obras cumbre: “Un Rêve Sans Conséquence Spéciale”. En fin, ‘San Francisco – T2V2’ cierra el disco con una majestuosa capa de cadencias electrónicas sobre las cuales los músicos arman y magnifican vibrantes retazos maquinistas donde la furia optimista del futurismo y la rabiosa desazón del posmodernismo se hermanan y funden. La batería recién entra a tallar poco antes de llegar a la barrera del octavo minuto, y cuando lo hace, nos remite nuevamente a los pasajes más robustos de ‘Washington, D.C. – T4V1’, aunque con un nivel de tensión un poco menos apremiante. Eso sí, las capas sónicas que cortan el aire cuales sierras eléctricas y los loops que emergen de vez en cuando forman una celebración de lo oscuro a través del arte del ruido. La coda es minimalista y reposada, pero no con calidez precisamente, sino al modo de una fuerza amenazante que se toma un descanso indefinido.


Todo esto fue “Tikkun”, una exhibición de rock forjado bajo el fuego de la vanguardia contemporánea y con el vigor ansioso de la más genuina visión futurista del arte. Este dúo de RICHARD PINHAS y OREN AMBARCHI ha dignificado infinitamente la idea de aventura dentro del arte del ruido.



Muestra de Pinhas y Ambarchi tocando en vivo en L’Espace B – 9 de abril de 2013: https://www.youtube.com/watch?v=j3NePnR1x9s

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