Saturday, March 31, 2018

HILLMEN: banquete musical en una montaña jazz-progresiva


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy presentamos al ensamble estadounidense HILLMEN, conformado por  el baterista Peter Hillman, el teclista Gayle Ellett, el guitarrista Mike Murray y el bajista Ralph Rivers. Dos de estos nombres nos suenan conocidos de DJAM KARET y, en efecto, este grupo brotó en el año 2007 en buena medida por el impulso de Ellett de explorar a fondo sus intereses como teclista dentro de un contexto jazz-progresivo afín a ocasionales factores psicodélicos y con un fuerte componente de improvisación, siendo así que el baterista Hillman resultaba ser su socio ideal para esta ocurrencia. Esta alianza musical se completó cabalmente con las apariciones de Murray y Rivers: la visión estética del cuarteto logró finalmente plasmarse en un disco en el año 2011, siendo publicado por Firepool Records (el sello de los DJAM KARET, justamente): su título es “The Whiskey Mountain Sessions”. De los cuatro temas contenidos en este álbum, dos de ellos cuentan con la participación de otro bajista, Steve Re, y en el segundo se encarga del piano acústico un señor llamado Brian Carter.

Durando 8 ½ minutos, ‘Lights On The Bay’ abre el repertorio con un ímpetu inapelable que se hace patente a través de su solemne serenidad. El esquema sonoro de este tema nos remite en parte a la elegancia cósmica de la faceta más flemática de DJAM KARET, pero principalmente nos lleva hacia el paradigma de AGITATION FREE (especialmente, su glorioso álbum “2nd”) y una versión más refinada del estándar Floydiano de la fase 69-71. De hecho, es a partir del cuarto minuto en que el factor cósmico se acentúa con solvente gracilidad. La magia sonora del ensamble se pone más expansiva e intensiva cuando llega el turno de la maratónica pieza ‘The Fire Burns’, la cual se prolonga por 16 ¼ minutos. Aquí el ensamble juega sus fichas más extrovertidas e incorpora elementos inspirados en la fase inicial de los legendarios WEATHER REPORT mientras añade al conjunto sonoro un punche rockero notorio, especialmente cuando estamos acercándonos a la frontera del décimo minuto. También se abre campo a algunos momentos en los que el órgano asume el rol protagónico dentro del entramado grupal aunque siempre está activa la luminosidad de la guitarra como jefa principal al frente de la trama sonora. El vigor y la vitalidad que el cuarteto invierte en este ítem se traduce efectivamente en una inteligente confluencia de jazz-rock, psicodelia comedida y sobrios toques latinos (particularmente, en el intensivo groove que preserva Hillman a lo largo del extenso camino que traza esta pieza). No solo por su duración sino por su fuerza de carácter es que esta  pieza se erige como el momento decididamente climático del álbum. El tercer tema del disco se titula ‘Patio View’ y su esquema de trabajo resulta más relajado que en cualquiera de los dos temas precedentes, lo cual es bastante efectivo a la hora de desarrollar una musicalidad más matizada desde la cual el teclado y el bajo puedan aportar gradaciones y matices muy interesantes en medio de los riffs y fraseos de la guitarra.  


Las cosas llegan a su necesario final con ‘Summer Days’, tema que dura poco menos de 9 minutos y cuya función central es la de exponer la faceta más alegre del ideario musical de la banda. El swing es contagioso a través de su patente sofisticación de talante jazz-rockero, pero sobre todo llama  la atención el modo en que el teclado lidera el jam durante los primeros minutos: su único momento de imponente garra a lo largo del disco, lo cual permite que cualquier rezago de densidad psicodélica que haya podido estar presente en las tres piezas precedentes se borre del mapa. Ahora todo es fulgor celebratorio y nada  más, algo tan simple como eso. Pasado el ecuador de la pieza, hay algunos pasajes estratégicos en los que la batería activa su genio; también es de destacar el modo en que la guitarra impulsa algunas de sus intervenciones más pirotécnicas alrededor de la frontera del sexto minuto. Todo esto es lo que se nos brindó en 
“The Whiskey Mountain Sessions”, un álbum que muestra la vitalidad tan contundente y envolvente que los HILLMEN son capaces de aportar a la caleidoscópica escena progresiva de nuestros tiempos. Dicho sea de paso, un nuevo disco de este grupo acaba de salir del horno a mediados de marzo de este mismo año, pero eso será motivo de otra reseña. 


Muestras de “The Whiskey Mountain Sessions”.-

Lights On The Bay: https://hillmen2.bandcamp.com/track/lights-on-the-bay
The Fire Burns: https://hillmen2.bandcamp.com/track/the-fire-burns
 

Wednesday, March 28, 2018

La gran aventura de DOMINIQUE VANTOMME



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

En esta ocasión se da el turno de presentar al maestro teclista belga DOMINIQUE VANTOMME, o VANTOMME a secas, quien a inicios de enero del presente año 2018 nos brinda su fabuloso disco “Vegir” a través del sello MoonJune Records. VANTOMME exhibe sus dotes performativas al piano acústico y el eléctrico Fender Rhodes así como al sintetizador Mini-Moog y el mellotrón, siendo acompañado por los maestro Michel Delville a la guitarra, Tony Levin al bajo y al Chapman Stick, y Maxime Lenssens a la batería. Al señor que ahora ocupa nuestra atención lo conocemos del MAHIEU-VANTOMME QUARTET y del proyecto ROOT, referencias importantes del jazz-rock contemporáneo. Ahora, en solitario y con el apoyo de otras luminarias, VANTOMME da rienda suelta a sus instintos jazz-progresivos. VANTOMME es un erudito del jazz que trabaja como docente en el Conservatorio de Música de la localidad belga de Kortrijk, y de paso, se da abasto para realizar una carrera fonográfica a la que antes hemos aludido. La historia de este disco comenzó con un viaje que hizo nuestro amigo a Holanda en el año 2016 para asistir a un concierto de los STICK MEN: casi al instante se hizo amigo de Tony Levin y del gurú de MoonJune Records Leonardo Pavkovic, siendo natural que saliera a colación la idea de hacer un disco bajo el patrocinio de este sello. La convocatoria de Levin y los otros dos músicos fue un trámite razonablemente fácil. Todas las composiciones contenidas en el disco que ahora tenemos en nuestras manos son de DOMINIQUE VANTOMME pero, a despecho de la  circunstancia de que los teclados ocupan continuamente un rol importante dentro del entramado sonoro, nunca llega a abrumar este señor con su presencia; por el contrario, sus compañeros de viaje aportan vibraciones, enfoques y pautas inmensamente relevantes para el conjunto global del esquema sonoro que se muestra de principio a fin en “Vegir”. Todo esto fue grabado en el Studio Jezuz de la ciudad belga de Hoboken el 29 de octubre del año 2016... y por fin ve la luz: revisemos ahora los detalles del disco en cuestión.



Arranca el repertorio con ‘Double Down’, tema que nos remite a una perfecta cruza entre los WEATHER REPORT de los primeros años, el vitalismo modernista de unos MACHINE MASS y el modelo Crimsoniano. A través de los poco más de 7 ½ minutos que dura esta pieza, VANTOMME y sus secuaces trabajan un jam centrado en un motif muy sencillo con un vigor afilado que transmite el equilibrio perfecto entre energía neurótica y distinción majestuosa. Un gran inicio de álbum, sin duda. Las extensas piezas ‘Equal Minds’ y ‘Sizzurp’ siguen a continuación (una dura más de 10 ¼ minutos y la otra, 10 ¾ minutos). ‘Equal Minds’ nos presenta en una primera instancia una dimensión más etérea y relajada del modus operandi del ensamble en un encuadre sonoro donde los instrumentistas se van midiendo con milimétrica atención y un pulso impoluto, garantizando así que la atmósfera flotante que se impone a lo largo del desarrollo temático preserve debidamente su cohesión interna. El solo de sintetizador inicial es portador de un remanso mágico y un fulgor misterioso a la vez. En una segunda instancia, el ensamble se detiene y elabora un sobrio puente aleatorio destinado a crear un aura expectante, momento que aprovechan los músicos para recargar energías y crear una sección un poco más robusta que de alguna manera rompe con lo anterior pero sin hacer que dicho rompimiento sea chocante. De hecho, el esquema rítmico sigue siendo contenido y ceremonioso, aunque queda claro que el ensamble se siente cómodo gestando un ambiente de psicodélica inquietud en medio de una parsimonia que coquetea abiertamente con lo tétrico. Por su parte, ‘Sizzurp’ ostenta una vitalidad refinada donde el carácter esencialmente neurótico del motif creado para la ocasión es manejado con una soltura muy efectiva y una musculatura muy llamativa. El motif es manejado en una sabia alternancia de momentos exaltados y otros más sutiles, siendo así que la mayor parte del tiempo la ingeniería fluye bajo la enérgica triangulación de guitarra y batería. Especialmente soberbia resulta la labor del Sr. Lenssens en este tema, uno de los más vistosos del disco, no nos cabe duda al respecto. 

‘Playing Chess With Barney Ruble’ es otro tema particularmente sofisticado, y por tanto, notorio dentro del repertorio del disco. Tiene un aire a lo Canterbury por la selección de vibraciones que VANTOMME escogió para el inicial solo de órgano (a lo David Stewart), el cual lamentamos que no dure un poco más, pero por otro lado, nos beneficiamos de un fabuloso y más extenso solo de piano eléctrico que emerge a contrapunto del vigoroso y garboso maderamen creado por Delville, Levin y Lenssens. Cuando llega el momento del solo de guitarra nos topamos con uno de los momentos más brillantes de Delville en todo el disco. Para los últimos minutos, el ensamble decide dejarse guiar por su propio groove reinante a fin de que se pueda edificar un recurso de creciente sosiego, el mismo que está sutilmente alimentado por ornamentos cósmicos. Sí, queda claro que estas piezas tercera y cuarta conforman conjuntamente un cénit inapelable del álbum. El ítem más largo del disco es ‘The Self Leaking Ice-Cream Cone’ (un título muy raro, la verdad). Dura poco más de 13 minutos y su energía expresionista se desarrolla en un primer momento, bajo la guía del piano eléctrico en un extenso e intensivo solo, con una vivacidad propia de la más pura tradición del jazz-fusion de los 70s (un poco de WEATHER REPORT por aquí, otro poco de RETURN TO FOREVER por allí). Luego, el vigor baja un poco a fin de abrir de par en par las puertas a la majestuosa densidad de la guitarra, la cual exorciza laboriosamente la eficacia electrizante de Delville para crear tensión resoluta con tortuosos matices psicodélicos. Es una gran idea que en este pasaje la dupla rítmica opte por crear un swing extremedamente sutil. Con la dupla de ‘Plutocracy’ y ‘Agent Orange’, el ensamble sigue ampliando su paleta sonora. En el caso del primer tema tenemos un intenso jam en clave free-jazz planteado bajo un régimen prog-psicodélico mientras que en el segundo disfrutamos de un viaje a través de un ambiente otoñal sobre un groove seductor donde confluyen lo misterioso y lo tonificado. En este último caso resulta vital el apoyo contundente que Levin brinda desde el bajo. 

En fin, los nueve últimos minutos del repertorio están ocupados por ‘Emmetropia’, otro inspirado ejercicio de confluencia entre psicodelia progresiva y free-jazz con un trasfondo otoñal y grisáceo, tal vez no tan conlindante con lo tétrico como lo era ‘Equal Minds’ pero sí claramente orientado hacia lo inquietante. La densidad reinante en el motif central se beneficia de un groove penetrante a través de su imponente inescrutabilidad. Todo esto fue “Vegir”, un catálogo de hora y cuarto de genial música jazz-progresiva donde la reciedumbre y la elegancia se funden en una sola fuerza expresiva. Es toda una bendición melómana descubrir a DOMINIQUE VANTOMME con este disco, lo cual sirve de fuerte estímulo para investigar en lo que ha hecho antes y alimenta un más fuerte deseo por recibir en el futuro próximo nuevas obras de su parte. 


Muestras de “Vegir”.-
Sizzurp:  https://dominiquevantomme.bandcamp.com/track/sizzurp

Monday, March 26, 2018

MONARCH TRAIL y las arenas del nuevo tiempo del rock neo-progresivo


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy es el turno de MONARCH TRAIL y su disco, publicado a fines de junio del pasado año 2017 por vía del sello Perpetual Tree Music: el disco en cuestión se titula “Sand”. Este trabajo resultó ser uno de los ítems neo-progresivos más notables del año 2017, y de hecho, se le puede valorar como el paso de gigante que MONARCH TRAIL necesitaba dar tras el impacto de su álbum de debut “Skye” (del año 2014) para reafirmar su presencia dentro del gran escenario progresivo internacional. Pero primero hagamos un poco de historia señalando que MONARCH TRAIL comenzó como un proyecto neo-progresivo fundado por el tecladista y compositor canadiense Ken Baird, quien de por sí cuenta con una carrera solista, pero es que él quería experimentar las vivencias de un trabajo en equipo, y por ello armó este proyecto con miras hacia esta agenda  de labores. Baird se ocupa de todos los teclados mientras que Chris Lamont se hace cargo de la batería y Dino Verginella hace lo propio con el bajo. A lo largo del repertorio del disco que tenemos ahora en nuestras manos intervienen los guitarristas John Mamone, Kelly Kereliuk y Steve Cochrane como invitados de turno. Bueno, veamos ahora los detalles del repertorio contenido en “Sand”.



Los primeros 7 ¼ minutos están ocupados por la dupla de ‘Station Theme’ y ‘First Thoughts’. El primero de estos temas ostenta una magnificencia pletórica en clave netamente sinfónica con algunos tintes dramáticos que se hacen notar en su desarrollo temático, el cual sigue relativamente de cerca al paradigma Wakemaniano. Por su parte, ‘First Thoughts’, la primera pieza cantada del disco, se centra en una ambientación etérea que emana una mezcla de calidez y melancolía: las capas de sintetizador llenan todos los espacios, dejándose acompañar por unos momentos por la guitarra acústica cuya principal función es la de acentuar el núcleo temático con un talante académico. ‘Back To The Start’ nos lleva claramente por los caminos de los PENDRAGON de fines de los 90s y los IQ de la etapa pre-“Subterranea”. Los desarrollos melódicos están delineados con recta claridad mientras las vicisitudes del esquema rítmico global – prioritariamente en 7/8 durante la primera mitad y para el breve epílogo – están manejadas con llamativa gracilidad mientras la gravitante labor de los teclados alterna momentos de sedosidad envolvente con otros de ostentosa fastuosidad (a medio camino entre los paradigmas de KARMACANIC y los primeros ARENA), perpetuando el influjo de PENDRAGON. Como anécdota cabe señalar que el propio Baird quien se encarga de la guitarra aquí. Cuando llegamos a ‘Missing’, el grupo nos brinda una generosa dosis de recursos melódicos mayormente centrados en la tradición sinfónica de primera generación: juntando lo Yessiano y lo Genesiano dentro de una articulación de climas flotantes y aureolas etéreas, esta canción comienza como una semi-balada que fluye naturalmente bajo el mando conjunto del piano y el mellotrón mientras atraviesa un un sendero rítmico relativamente sencillo. Tenemos aquí uno de los momentos más bellos del disco, y también uno de los solos de sintetizador más impresionantes. A mitad de camino, el esquema rítmico se intensifica grácilmente para establecer un puente grandilocuente antes de que la canción regrese al rumbo inicial. 

‘Charlie's Kitchen’, pieza instrumental, se propone añadir algo nuevo por vía del empleo de algunos matices jazzeros en el tempo y las florituras de piano, así como la incorporación de macizos colores Emersonianos en algunas intervenciones de los teclados. De todas formas, los referentes a GENESIS siguen teniendo una presencia notoria en la inspiración creadora para la ocasión. La vitalidad renovadora encarnada en este instrumental permite al disco conquistar aquí un cénit bastante interesante. La breve pieza ‘Another Silent World’ – dura 2 minutos y poco más – se caracteriza por explayarse en amables efluvios cósmicos que organizan un espacio sonoro de capas y orquestaciones de numerosos teclados a medio camino entre WAKEMAN y VANGELIS: parece que el norte expresivo de esta breve pieza es la de exhibir un retrato sonoro de reflexiva magnificencia, abriendo de esta forma se abre el camino para la imponente emergencia de la maratónica pieza homónima, la cual inunda los últimos 24 ½ minutos del repertorio. En efecto, parece que todo lo hecho en la ilación de las canciones precedentes tenía que llevarnos a esta ambiciosa suite. ‘Sand’ comienza con un aire meditabundo donde los típicos aspavientos sinfónicos son manejados con sobriedad: el núcleo temático se siente bien centrado en el modelo de los GENESIS de fines de los 70s (y de manera colateral, al clásico primer disco solista de MIKE RUTHERFORD 
“Smallcreep’s Day”, toda una reactivación del cosmos Genesiano en su momento), pero con una sensibilidad neo-progresiva que nos recuerda irremediablemente a los primeros MARILLION y a los primeros PALLAS por igual. Pasada la frontera del cuarto minuto y medio, las cosas se agitan un poco más en cuanto al swing mientras persiste el predominio de los sintetizadores en el desarrollo temático (en una suerte de híbrido entre los paradigmas de BANKS y WAKEMAN), pero también se abre espacios para que irrumpan algunos solos de guitarra diseñados para impulsar un toque extra de punche al colectivo sonoro. Poco a poco, las cosas empiezan a ponerse más fastuosas, casi haciéndonos recordar a los YES de la época del “Keys To Ascension” por un rato, hasta que el dominante factor neo vuelve a  encuadrarse firmemente en el armazón sonoro (vuelven a ser MARILLION, PALLAS y IQ los referentes principales de inspiración). El camino hacia un esplendoroso final impone su preciosismo esencial con mágica fluidez.

Todo esto fue “Sand”, un hermoso y agradable ejemplo de lo que todavía puede dar de sí la provincia neo-progresiva al escenario internacional del rock como arte. Felicitaciones a Ken Baird y a todo el personal de MONARCH TRAIL por este estupendo trabajo.

Friday, March 23, 2018

VITRAL: música para el firmamento del rock sinfónico brasileño


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos el placentero deber de presentar al grupo brasileño VITRAL, un proyecto iniciado por el teclista-bajista Eduardo Aguillar (compositor de toda la música) y que luego se fue completando con las respectivas presencias del guitarrista Luiz Zamith, el baterista-percusionista Claudio Dantas y el flautista Marcus Moura. “Entre As Estrelas” es el título del hermoso disco que el grupo publicó pocos días antes de la Nochebuena del pasado año 2017. La historia de VITRAL se remonta hasta inicios de los 80s en la ciudad de Río de Janeiro, manteniéndose activo solo por dos años. El tiempo pasó y siguió pasando hasta que llegó un momento en el que el miembro fundador Aguillar encontró unas viajeas partituras y cintas de casete en medio de las muchas cosas que ocupan sus viejos archivos y decidió que debía tomarse una revancha ante el destino resucitando el proyecto de VITRAL. Inicialmente pensado como un plan solista, la cosa fue tomando cuerpo colectivo cuando convocó a su amigo Dantas (baterista original del grupo y luego integrante permanente de QUATERNA RÉQUIEM), completándose el cuarteto con Zamith y Moura (a este último le conocemos de BACAMARTE). Para las actuaciones en vivo hacía falta la presencia de un bajista mientras Aguillar se concentraba en los teclados, por lo que entró en escena también Vítor Trope. Con la presencia del sello Masque Records como la empresa interesada en publicar este disco, ya todas las piezas del rompecabezas estaban en su lugar, y así, la revancha se consumó plenamente. El repertorio de “Entre As Estrelas” fue grabado en diversas sesiones entre el verano del 2016 y el invierno del 2017, llegando justamente esta labor a la edición decembrina que mencionamos más arriba. Todo el material fue compuesto por Aguillar entre los años 1983 y 1985 salvo los breves interludios de la suite homónima (cada una conforma una Estação), los cuales fueron creados por el propio Aguillar en esta fase de resurrección de VITRAL. Bueno, vayamos ahora a los detalles de “Entre As Estrelas”, ¿vale?



El inicio del disco se da con el tema ‘Pétala De Sangue’, el cual dura poco más de seis minutos y tres cuartos. Su esquema de juego va muy en la onda de CAMEL, YES y la obra solista de RICK WAKEMAN en la fase 74-78, lo cual redunda a fin de cuentas en una cercanía estilística con QUATERNA RÉQUIEM (y de paso, INDEX). Las meticulosamente estilizadas orquestaciones elaboradas en los teclados portan una majestuosidad vibrante sin hacerse abrumadoras mientras que los aportes de la guitarra y la flauta fluyen grácilmente a través de los ampulosos desarrollos melódicos. La cosa comienza muy bien, pero que muy bien.  La suite que da título al disco es la obra magna del mismo: toda una maratón espectacular de proyecciones sinfónicas que se extienda hasta poco menos de 52 ½ minutos de duración. La suite consta de siete secciones definidas mientras se intercala entre ellas una serie de minúsculas ‘Estaciones’ – ‘Estação Alfa’, ‘Estação Beta’, y así hasta llegar a ‘Estação Zeta’. La primera sección también lleva el título de ‘Entre As Estrelas’ y su esquema de trabajo se enfila hacia preciosistas paisajes sonoros donde se priorizan lo romántico y lo manierista a través de la ingeniosa ilación de motivos. ‘Nêmesis’, por su parte, se centra en un sofisticado juego de cadencias que oscilan entre los 5/4, los 6/8 y los 4/4 para instalar los ágiles desarrollo melódicos diseñados para la ocasión. La flauta ocupa un rol particularmente protagónico aquí, mirando de tú a tú a las fastuosas armaduras de los múltiples teclados. Por su parte, la batería se luce como debe hacerlo a fin de sustentar con plena solvencia la ingeniería musical en curso: incluso en esos momentos en que la guitarra se hace notar de manera especial, se nota que su garra está medida de acuerdo a las pautas del groove general. ‘Scalabrium’ conforma un momento particularmente atractivo dentro de la suite por las exhibiciones de lozanía y prestancia que se manifiestan en las articulaciones melódicas dirigidas por los instrumentistas. Las labores del baterista y del guitarrista se sienten particularmente macizas mientras el bajista completa la maquinaria con impoluto punche. 

Cuando llegamos a la sección titulada ‘Portais Do Tempo’, el grupo da un paso más allá y crea un eficazmente ecléctivo entramado de atmósferas que van de lo extrovertido a lo introvertido mientras en el ínterin crea un pasaje señorial de tenor palaciego renacentista. De hecho, este tenor renacentista ya había sido anticipado en el breve puente que venía antes. El factor emparentado con el sinfonismo italiano es el predominante en esta sección, siempre manteniendo los aires de familia con lo que es el estándar común del sinfonismo brasileño (QUATERNA RÉQUIEM, DOGMA, TEMPUS FUGIT). Durando casi 7 minutos, ‘Deimos E Phobos’ cumple con la misión de volver de lleno a la faceta alegre de la banda, creando un lirismo imponente en su elegante estilización. La flauta ocupa un rol crucial en el tratamiento del primer motivo central mientras los teclados asientan las bases armónicas con agilidad y fuerza persuasiva; para el segundo motivo, las interacciones instrumentales están más equilibradas y la batería aumenta oportunamente su dosis de nervio. Hay mucho de Genesiano y de Yessiano en el enfoque creativo que se invirtió en esta sección, particularmente en lo referente a los encuadres melódicos que se van resolviendo y revolviendo a lo largo de las ilaciones temáticas consecutivamente dibujadas por el teclado, la flauta y la guitarra. ‘Zodíaco’ sigue en buena medida el sendero creativo desarrollado en la sección precedente, con la salvedad de que las secciones extrovertidas portan un punche rockero más pronunciado, lo cual se traduce en un acrecentamiento del vitalismo sinfónico en curso. Hay algunas partes de teclado que nos recuerdan más al patrón de EMERSON, LAKE & PALMER que al de YES o GENESIS. La última sección de la suite se denomina ‘A Conquista da Terra Dos Sonhos’ y dura poco más de 7 ½ minutos. Su esquema de trabajo se sostiene sobre una ágil síntesis de las atmósferas, cadencias y estilizaciones melódicas comunes en las dos secciones precedentes así como en ‘Scalabrium’ y ‘Nêmesis’. Algunos ornamentos cósmicos ocasionales aluden a la idea onírica del título. Teniendo en cuenta cuánta solidez se destila en las siempre exquisitas interacciones entre los instrumentistas, queda claro que el grupo tenía las ideas bien claras sobre la necesidad de concluir la suite con un temperamento lo más fastuoso posible. 



La pieza justamente titulada ‘Vitral’ es la que cierra el repertorio y lo hace en base a un esquema compositivo de inspiración renacentista. Comenzando con un dueto de guitarra clásica y flauta en 6/8 con una cadencia ceremoniosa y delicada, el cuerpo central va elaborando un crescendo expresivo en torno a las bases armónicas. Las flautas dulces que en algún moment emerge nen lugar de la traversa hacen gala de su candidez especial. En algún momento nos tenemos que topar con un despliegue de energía rockera dentro de la estilizada languidez en clave sinfónica que se va reforzando ante nuestros ojos y oídos: los últimos solos de guitarra y órgano condimentan adecuadamente el clímax concluyente que se sostiene sobre la etérea orquestación de los teclados. Lo que nos han brindado VITRAL con este disco es un catálogo auténticamente inspirado de rock progresivo sinfónico equipado con suficientes dosis de grandilocuencia como para musicalizar los giros y entuertos perennes del firmamento que se explaya sobre nuestras cabezas. Entre As Estrelas” es una obra totalmente recomendable, un nuevo sueño para los eternos amantes de la música progresiva... un sueño que es una bendición ver resucitado para nuestros tiempos. 


Muestras de Entre As Estrelas”.-
Pétala De Sangue: https://www.youtube.com/watch?v=GnjGascWCWc
Deimos E Phobos [en vivo]: https://www.youtube.com/watch?v=jeqaVyWez2A

Tuesday, March 20, 2018

KANSAS: memorias del año 1976 y renovación de un viejo sueño rockero


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy volcamos nuestras mentes y oídos a la veterana banda norteamericana KANSAS, la cual consta hoy por hoy del septeto de Phil Ehart [batería y percusión], Rich Williams [guitarras eléctricas y acústica], Ronnie Platt [voz y teclados], David Manion [teclados, órgano y coros], Billy Greer [bajo, guitarra acústica, voz y coros], David Ragsdale [violín, guitarra eléctrica y coros] y Zak Rizvi [guitarras eléctricas y acústica, y coros]. “Leftoverture Live & Beyond” es el nombre del doble CD en vivo que el grupo publicó a inicios de noviembre del pasado año 2017 por vía del sello Inside Out Music (también se hizo una edición especial limitada de 4 LP y 2 CD). Los conciertos de donde se extrajeron los ítems recogidos aquí tuvieron lugar en marzo y abril del mismo año 2017 en diversos lugares de Kansas, Oklahoma, Illinois, Virginia del Oeste, Kentucky y otros estados durante la gira de celebración del 40mo. aniversario de “Leftoverture”, cuarto disco de estudio de la banda y que se convirtió en su primer superventas. Por supuesto, también cuenta que es el disco que contiene su primer hit ‘Carry OnWyward Son’, un clásico inmortal e intemporal que incluso sorprendió al propio grupo en su tiempo. Es verdad que la canción tiene gancho, pero también es verdad que tiene cambios de ritmo y un esquema razonablemente sofisticado, así como una letra mística que no tiene un talante precisamente liberador sino más bien confuso y pesimista. Con sorpresa y todo, esta canción y el LP que lo contenía se convirtieron en un hito imborrable de la historia de KANSAS. De paso, el grupo aprovecha también la ocasión para foguear algunos temas de su disco de estudio más reciente “The Prelude Implicit” (2016), declarando con ello el manifiesto de que todavía tiene cosas nuevas que decir dentro del negocio del rock en nuestros tiempos. La edición incluye un poster que replica la de los anuncios de la gira que hicieron entre fines de 2016 y el primer cuarto del año 2017. Bueno, es hora de repasar los detalles del disco que ahora tenemos en nuestras manos.



La dupla de ‘Icarus II’ e ‘Icarus’ (de los álbumes “Somewhere To Elsewhere” y “Masque”, respectivamente) abre el repertorio con un prístino tenor épico cargado de elegante dramatismo.* El relato del sacrificio del individuo en nombre de la preservación de un bien mayor colectivo (“And now we’re hit, it’s happened, this is what I feared. / Something’s telling me my time has come. / Though it should be panic, I can feel a peace. / Strangely, now I know my purpose... / Hey boys! Hey, get out while you can! / I’ll try to take us home, / I’m going home...”) es sucedido por un homenaje al ímpetu del género humano por conquistar el cielo (“Floating on the clouds of amber, / Searching for the rainbow’s end. / Earth so far below me, I’m here alone / And I, I won't come down no more.”). El violín se luce de manera particularmente notable en esta maravillosa secuencia, dejando que los dobles guitarreos salgan al frente en los pasajes más filudos de la segunda de estas canciones mencionadas. Cuando aún no nos recuperamos del todo de este maravilloso impacto, el septeto nos obsequia la dupla inicial de su clásico álbum del año 1977 “Point Of Know Return”: la canción homónima y ‘Paradox’. La primera es una llamativa muestra de sinfonismo remozado para empapar de cálida estilización a un fundamento melódico de base country-rock; la segunda es un ejemplo de cuán genialmente los Sres. Kerry Livgren y Steve Walsh canalizaban sus respectivas influencias de GENTLE GIANT y GENESIS para gestar un ítem brillante cuyo fulgor no necesita de expansiones maratónicas. ‘Paradox’ se bastaba entonces con sus 4 minutos para electrizar los espíritus de los oyentes empáticos hace 4 décadas y hoy en día sigue preservando su dinamismo y su fuerza de carácter. Lo común en estas dos canciones es que emanan una imperante vibración luminosa, una con mayor gracilidad, otra con un ágil juego de tensiones conjugadas dentro de una meticulosa ingeniería, pero ahora es tiempo de volver de lleno al dramatismo: es la hora de ‘Journey From Mariabronn’. Esta canción emblemática del homónimo disco debut de KANSAS obtiene aquí un enfoque brutalmente enérgico, confirmado por enésima vez que el modus operandi del grupo es más propio de una orquesta… y aun así, también hay espacio para expandirse en jams y variantes del momento cuando el interludio instrumental abre campo a una potente sección en 6/8 de ribetes orientales. El clímax conclusivo combina el espíritu del jam y la inteligencia orquestada. Por supuesto, se registran aquí una de las ovaciones más entusiastas del público.

 

La gente de KANSAS tuvo a bien rescatar, además, a una joya perdida de ese gran segundo álbum titulado “Song For America”: ‘Lamplight Symphony’. En medio de esta reincidencia en el dramatismo dentro de un contexto rockero, este cuento de amor sobrenatural rescata su esencia originaria y recibe un tratamiento más muscular merced a la presencia de dos guitarras, las cuales se reparten los roles fundacionales con otros que se centran en complementar ciertos solos y bases armónicas de los teclados. Lo sublime hecho incandescencia, lo mágico hecho tormenta de nieve, una lámpara de magnificencia cuya luz es incontrastable. Como si se tratara de seguir la lógica del poeta, la aureola de agridulce esperanza de ‘Lamplight Symphony’ es sucedida por la resignación reflexiva del gran hit acústico de KANSAS: ‘Dust In The Wind’. Canción infaltable en cualquier concierto del grupo, canción que no necesita presentación específica, canción que se arroja al viento sabiendo que será muy bien recibida por los oyentes. Todavía quedan tres canciones del entonces reciente disco “The Prelude Implicit”, el testimonio del vigente septeto sobre el compromiso que tiene el sueño musical de KANSAS de mantener encendida su antorcha artística. ‘Rhythm In The Spirit’ despliega un punche que apela a lo frontalmente llamativo sin renunciar a la elegancia estilizada: a medio camino entre el modelo del así llamado AOR y el rock duro melódico, el grupo pone sobre el tapete toda su garra y, de paso, permite exhibir en una plenitud genuina el rol tan importante que cumple Rivzi dentro de este remodelado ensamble. ‘The Voyage Of Eight Eighteen’, por su parte, refleja fielmente muchos de los estándares de la esencia progresiva que KANSAS ha concretado firmemente a través del legado consistente de sus primeros discos, algo que también puede repetirse cuando hablamos de ‘Section 60’. En todo caso, este instrumental que cerraba “The Prelude Implicit” se centra en lo etéreo y lo introspectivo bajo la guía del violín. Una bellísima manera de cerrar el volumen 1 de este disco.  



El segundo volumen se centra casi exclusivamente en el disco homenajeado. Con el disco puesto a disposición del público en su integridad, tenemos la oportunidad de gozar de temas poco tocados en vivo como ‘What’s On My Mind’ y ‘Opus Insert’... o incluso nunca antes, como ‘Questions Of My Childhood’ ¡Y qué decir de la recuperación total de ‘Magnum Opus’! Pero vamos por partes. ‘Carry On Wayward Son’ abre esta sección del concierto con una pista pregrabada del estribillo a capella original, tras lo cual Ehart hace el primer redoble seguido de un silencio tramposo que sirve para medir el fragor gozoso del público asistente.
‘The Wall’ es una canción que ha envejecido muy bien, una balada sinfónica de mucho peso cuya pasión expresiva es inmune a los estragos del tiempo. Este hermoso cántico a la iluminación del yo interior con serias influencias de PROCOL HARUM tenía su cuerpo central compuesto por Livgren pero algo faltaba para el grand finale, algo que finalmente encontró en un interludio de una balada abandonada que había sido escrita por su compañero Walsh en los tiempos del “Song For America”, ‘Love Is A Dream’. Fue una tremenda intuición estética la que tuvo el buen Kerry al rescatar un retazo de una prenda abandonada y polvorienta para convertirla en un bordado exquisito. ‘What’s On My Mind’ establece el momento de rock melódico de raíces puramente norteamericanas, al modo de un cruza entre GRAN FUNK RAILROAD y el aspecto más sereno de unos ALLMAN BROTHERS. Hay tres guitarra operando aquí, repartiéndose fluidamente los fraseos solistas, riffs y bases armónicas: lo que en el disco original era producto de pistas sobregrabadas se puede ahora replicar fácilmente sobre el escenario. El momento de ‘Miracles Out Of Nowhere’ siempre es un momento de milagro rockero en su manifestación más señorial, y de hecho, la presencia de las dos guitarras hace que su comunión con el violín de Ragsdale funcione virtualmente como un trío de cuerdas de cámara dentro del fantástico entramado melódico en curso. El grupo recupera con plena confianza el arreglo original del interludio (uno de tantos homenajes  a GENTLE GIANT que Livgren insufló al legado de KANSAS) mientras que el pasaje final captura una luminiscencia empírea que nos hace casi imaginar que hemos viajado en una máquina del tiempo al año 1978 (el año del doble vinilo en vivo “Two For The Show”) Con la dupla de ‘Opus Insert’ y ‘Questions Of My Childhood’, el grupo transita grácilmente desde un sinfonismo ensoñador (un poco a lo YES) hasta un country-rock progresivo potenciado con un esplendor lírico bastante llamativo.  


Por supuesto, el repaso del clásico disco de 1976 debe concluir con la mágica díada de ‘Cheyenne Anthem’ y ‘Magnum Opus’ (ya se sabe que ‘Magnum Opus’ iba a ser el título del álbum y ‘Leftoverture’ el de su canción final debido a que los motivos centrales de su esquema  multipartito provenían de canciones desechadas para discos precedentes, pero fue a iniciativa  del bajista Dave Hope que se intercambiaron los títulos). ‘Cheyenne Anthem’ instaura otro ejemplo cándido de la faceta  dramática del ideario musical de KANSAS y, una vez  más, el grupo se comporta a la altura de los estándares y preceptos de su la fase más gloriosa de su tradición. Esto lo repetimos en forma triplicada para el caso de ese despliegue de explosiones, relámpagos y centellas articulado bajo una ingeniería robusta que es 
‘Magnum Opus’: el ensamble pasa revista a las seis secciones que componen a esta suite con la oportuna mezcla de musculatura, firmeza y algarabía que la exigente ocasión amerita, traduciendo este momento crucial de las postrimerías del repertorio a un gozo rockero de dimensiones beatíficas. Los encuadres de los teclados dobles casi nunca  descansan mientras que el violín llena espacios con su debida cuota  de punche cada vez que se requiere su dinámico colorido; las guitarras duales se reparten los momentos de protagonismo y la dupla rítmica cuenta con una buen afianzada flema que sabe manifestarse bajo un disfraz de fiereza o uno de sutileza de acuerdo al momento. ¡Qué gran final nos proporcionaría de por sí esta pieza si no fuera porque queda  una mas! - la canción coescrita por Livgren y Walsh sobre la brillantez intelectual de Albert Einstein, ‘Portrait (He Knew)’. Esta gema semi-perdida del disco “Point Of Know Return” hace gala de su recurrente cadencia  blues-rockera bajo un palaciego ropaje barroco para poner broche de oro a las cosas a punta de aguerrida distinción. La pesadísima  coda instrumental (muy a lo DEEP PURPLE, es cierto) brinda el único clímax musical que pueda compenetrarse con el que momentos antes se había plasmado en ‘Magnum Opus’. Ovación tras ovación, el público rinde justa pleitesía a unos KANSAS que aún saben hacer vigente su legado mientras mantienen renovado su viejo sueño rockero: es muy emotivo escuchar a la gente comentar lo bueno que fue el concierto mientras suena una pista de música de los 50s y las luces del escenario ya están apagadas. Lo que escuchamos y disfrutamos en “Leftoverture Live & Beyond” es una manifestación de las pulsaciones vitales que se regodean en su propia felicidad de existir. KANSAS es una banda, pero además, una fuerza de la naturaleza cuyos dáimones son los siete integrantes actuales.


Muestras de “Leftoverture Live & Beyond”:
Icarus II + Icarus (Borne On Wings Of Steel): https://www.youtube.com/watch?v=ZSmxvzDuik4
The Voyage Of Eitht Eighteen: https://www.youtube.com/watch?v=E4w55jsodVQ
Miracles Out Of Nowhere: https://www.youtube.com/watch?v=7wx_BBGFJHI
Questions Of My Childhood: https://www.youtube.com/watch?v=iqvFT05yCck
Magnum Opus: https://www.youtube.com/watch?v=eAM8h8oiyNc
Carry On Wayward Son: https://www.youtube.com/watch?v=W0mEnKSSvsc



* En realidad, la mayor parte de los conciertos de esta gira comenzaba con una serie de canciones ejecutadas en formato acústico, mas el grupo decidió dejar a esta serie fuera del doble álbum.

Saturday, March 17, 2018

ACID MOTHERS TEMPLE & THE MELTING PARADISO U.F.O., reconstitución psicodélica en cuerpo y alma


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos en nuestras manos el nuevo disco de ACID MOTHERS TEMPLE & THE MELTING PARADISO U.F.O., el cual se titula “Either The Fragmented Body Or The Reconstituted Soul”. Este disco fue publicado a mediados del pasado mes de enero por el sello peruano Necio Records, repitiendo así el plato con la producción fonográfica del underground del Perú pues el disco anterior “Wandering The Outer Space” había sido publicado por Buh Records en el último cuarto del años 2017. El ensamble a cargo de la grabación del repertorio contenido en este disco está conformado por Kawabata Makoto [guitarra, bajo, sintetizador, órgano, tambura y voz], Mitsuko Tabata [guitarra, guitarra-sintetizador y voz], Satoshima Nani [batería y percusión] e Higashi Hiroshi [sintetizador], junto a la vocalista Jyonson Tsu. Como siempre, el modus operandi del ensamble es grabar cosas con quienes estén disponibles en el momento bajo la guía de Makoto y eso fue justamente lo que pasó con este disco en algún momento de la segunda mitad del año 2017. Repasemos ahora el repertorio de este disco e ncuestión, ¿vale?



El primer tema del álbum se titula ‘Faggot Brain’ y dura poco más de 10 ½ minutos. Si esquema de trabajo se focaliza ostensiblemente en las dos bandas que se crean desde las armonías de una guitarra y los delirantes solos de otra, siendo así que el factor etéreo que ornamenta a la ambientación general se sustenta tanto en los efluvios cósmicos del sintetizador como en los efectos en reversa de la labor del baterista. No cabe duda de que hay un despliegue de vigor rockero en esta pieza pero dicho vigor se construye desde una posición de introspección psicodélica que se manifiesta bajo un ropaje señorial. También es extensa la segunda pieza del álbum: dura 10 ¾ minutos y se titula ‘Magic Bohemians & Mystic Nuns Pt. 1’: aquí sí tenemos un despliegue de recursos obedientes al paradigma space-rockero de HAWKWIND con el añadido de exotismo arrebatado que bebe tanto de la tradición del rock psicodélico japonés de los 70s como del modelo de los OZRIC TENTACLES en sus primeros años. El groove es machacón y llamativo de parte de una batería que explora su faceta más volcánica; por su parte, los teclados instauran una presencia más densa que en el tema de entrada, lo cual se revela finalmente como algo muy idóneo debido a la futura inserción de un solo de guitarra tremendamente filudo. Poco antes de llegar a la frontera del cuarto minuto y medio irrumpe un cántico grácil que instaura un colorido disruptivo y travieso: en este momento, la intrepidez deja paso a la simple alegría. Un segundo jam nos  devuelve a la lógica de los compases frenéticos y las capas cósmicas: las líneas del bajo resultan tremendamente rotundas en esta instancia, pudiendo salir al frente del esquema sónico global merced al rol más contenido de los guitarreos. La minúscula coda de guitarra acústica muestra una apelación relajante antes de desvanecerse en el fade-out. ‘Crystallized Encephalon Pt.1’ es un ejercicio de despliegues electrónicos (loops, capas y planeos) cuyo contrapunto está en un groove de batería entusiasta.


 

La versión acústica de ‘La Nòvia’ pone el factor folklórico a plenitud dentro de la diversidad de recursos sonoros que se almacenan en el presente disco. El canto femenino reposa cálidamente sobre las escalas de la guitarra acústica. La dupla de ‘Crystallized Encephalon Pt.2’ y ‘Magic Bohemian & Mystic Nuns Pt.2’ pone el sello final al disco. En el caso de ‘Crystallized Encephalon Pt.2’ tenemos que el grupo retoma la tarea  dejada por la Parte 1 y le insufla una musculatura más pronunciada: los diseños electrónicos aportan una densidad razonablemente acrecentada y la batería se complace en jugar con formas libres y ornamentos percusivos sofisticados. Por su parte, ‘Magic Bohemian & Mystic Nuns Pt.2’ se centra en el último jam de la primera parte para darle vueltas y más vueltas... y de paso, le dota de mayores dosis de corpulencia y de neurosis. El armazón rítmico ostenta una rotunda robustez mientras las capas de teclados y sintetizadores van llenando espacios con entusiasta polenta, lo cual obliga a los guitarreos a operar con una especial creatividad en medio de la deliciosa algarabía en curso. Definitivamente, esta pieza y la precedente están diseñadas para elaborar un inapelable clímax final bajo un fidedigno parámetro space-rockero. Todo esto conlleva que este disco concluya con la sensación de que se cierra un círculo que se había delineado en la primera pieza pero que recién se había empezado a dibujar en la segunda. Muy interesante ha resultado nuestra experiencia melómana con “Either The Fragmented Body Or The Reconstituted Soul”, un disco que evidentemente ha sido planificado para dar un nuevo giro de tuerca al ideario estético del colectivo de ACID MOTHERS TEMPLE, una banda pertinaz como pocas y obstinada a su propio modo en la preservación del sueño de la música progresiva hecha para proyectar las ansias del yo para conectarse con el siempre intangible orden del universo. A propósito, se trata del último disco de los AMT con Mitsuko Tabata, así que dedicamos esta reseña a él y añadimos a la dedicatoria palabras de agradecimiento por todo lo que ha brindado en estos años a la realidad actual del rock progresivo psicodélico. 


Muestras de “Either The Fragmented Body Or The Reconstituted Soul”.-

Wednesday, March 14, 2018

Flujo de exquisitos capitales electrónicos con KAPITAL y RICHARD PINHAS



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy nos ponemos en plan explorador de la vanguardia electrónica y descubrimos el disco “Flux”, creado por la asociación del dúo polaco KAPITAL y el maestro francés RICHARD PINHAS. KAPITAL es el dúo conformado por Rafał Iwański [sintetizador análogo, pads percusivos, máquina de ritmos, PC Wave y efectos] y Jakub Ziołek [sintetizador análogo, bajo, PC Wave y programación de ritmos]. Por su parte, RICHARD PIHNAS es un veterano absoluto de la avanzada progresiva electrónica desde la primera mitad de los 70s con su proyecto HELDON y también con una nutrida carrera solista que cuenta con varias asociaciones ocasionales con otras mentes experimentales de diferentes partes del mundo. Aquí, PINHAS está armado con su guitarra, un loop station y algunos aparatos para efectos sonoros. Lo que tenemos específicamente en “Flux” es el resultado del encuentro entre los tres músicos aquí presentes en la ciudad polonesa de Cracovia durante el Unsound Festival, en octubre del año 2014: lo hecho en la susodicha actuación se aumenta con un temas grabado un mes antes en el estudio, y lo que se nos muestra en este disco también abarca grabaciones adicionales hechas entre enero y agosto del 2017 para reemplazar algunos esquemas sonoros que no quedaron bien registrados en esa actuación de octubre. Instant Classic es el sello que asume la misión de publicar este trabajo en CD en este mismo mes de marzo, un trabajo que dialoga de cerca con el krautrock y que también sirve para resucitar algunas pautas esenciales de lo que en su día fue HELDON. Veamos ahora los detalles de “Flux” para aclarar esta pauta descriptiva y ampliar nuestros patrones explicativos de esta magnífica obra.


Ocupando los primeros 6 minutos del repertorio, ‘Des Plaisirs Plus Aigus Que La Glacé Et Le Fer’ pone las cosas en marcha con buen pulso. Sus primeros instantes están marcados por una clave serena, apoyándose en una dulcemente lánguida capa de sintetizador, mas esto no dura mucho pues el vendaval de retazos de guitarra y ornamentos cósmicos de teclado emergen al poco rato para establecer una arrebatada inundación psicodélica. Todo se desarrolla de una forma muy controlada, ostentando una majestuosidad poderosa.
Durando poco más de 7 ¼ minutos, ‘Zona Electronica’ exhibe una ingeniería garbosa a través de su motivadoramente fría arquitectura, una apertura de horizontes sonoros que guardan algo de la festividad de un nuevo mundo que amanece pero también el aura amenazante de eso que crece destruyendo todo a su paso. Esta pieza se expande grácilmente a lo largo de sus continuas vueltas en torno al motif básico mientras el ritmo computarizado impone una razonable dosis de contagioso vigor al asunto. La pieza homónima es la segunda más extensa, durando poco menos de 9 ¾ minutos  y resulta ser un cénit decisivo y definitorio del disco, un ejemplo de cómo el esquema de trabajo prog-electrónico es capaz de gestar genuina grandeza y fidedigno señorío. Los diferentes motivos que se van sucediendo hallan un encauzamiento común dentro del excelsamente elegante esquema sonoro que arma el trío. Con intensos acercamientos a los TANGERINE DREAM de la fase 74-77 y a los HELDON de los dos últimos discos, el ensamble exhibe un arquetipo de vitalismo electrónico con claros indicios aristocráticos. Cuando se da el arribo de ‘Unicum’, el trío despliega un lirismo relativamente relajante mientras abre espacios para el establecimiento y el ulterior reforzamiento de un llamativo groove cibernético. La esencia de la máquina se reviste de hidalguía para facilitar la emergencia de un tenor sólidamente envolvente en los climas abstractos que van crecientemente prodigando su propio enriquecimiento.


La actuación termina con ‘Welcome To Fear City’, monumental pieza que dura casi 11 minutos. Tenemos aquí el ítem más acuciosamente denso del repertorio, y también otro cénit. Las primeras instancias están ahogadas en una atmósfera de pura expectativa donde los sonidos aleatoriamente van tanteando el momento en que puedan asociarse con el fin de crear un epicentro bien definido. Dicho y hecho: a poco de pasada la frontera del cuarto minuto y medio, el trío concentra sus energías creativas sobre la base de un llamativo compás computarizado. Una vez desaparecido este compás, el grupo regresa a la indefinición expectante, pero esta vez con un acento minimalista más marcado y un manejo más agresivo de las inquietantes texturas creadas para este momento específico: así queda signada la coda, apelando a un paisaje sonoro donde los centelleos brindan una rara especie de oscurantismo. El abrupto final aumenta la sensación fatalista que se crea en este decisivo pasaje final. El bonus de estudio se titula ‘Terminus’ y lo pertinente de su presencia  en este lugar del disco radica principalmente en su manera tan contundente de sintetizar los aspectos más vigorosos y ácidos de la propuesta sonora del trío. La secuencia rítmica enfatiza poderosamente el aspecto maquinista de lo electrónico, con lo cual se brinda un dinamismo áspero a la ansiedad futurista reinante. Un gran final para un estupendo disco: “Flux” es un disco exquisito en el que la asociación de KAPITAL y RICHARD PINHAS ha rendido magníficos frutos musicales. ¡No vale perderlo de vista!  


Muestra de “Flux”.-