Saturday, May 19, 2018

KING GIZZARD & THE LIZARD WIZARD: la magia de los polígonos desde un enfoque space-rockero


HOLA, AMIGOS PROGRESIVOS, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Desde Australia llegan los KING GIZZARD & THE LIZARD WIZARD con su nuevo disco Polygondwanaland, el disco #12 dentro de una furibundamente trabajólica discografía que hasta el día de hoy reúne a 13 trabajos (el último de estos fue justamente publicado en el último día del año 2017). Este disco que ahora tenemos en nuestras manos es el cuarto de cinco álbumes que los KING GIZZARD & THE LIZARD WIZARD han publicado en el pasado año 2017, en este caso, noviembre, y tiene la peculiaridad de que fue ofrecido como un ítem totalmente gratuito para que cualesquiera fans del grupo y cualesquiera sellos fonográficos de cualquier país puedan tener y difundir ejemplares del mismo. En el caso de Perú fue el sello Necio Records el que se hizo cargo de publicarlo (con mensaje de agradecimiento incluido). El ensamble constante que grabó el material contenido en este disco estaba conformado por Michael Cavanagh [batería, percusión y marimba de cristal], Cook Craig [guitarra eléctrica y sintetizadores], Ambrose Kenny-Smith [armónica y voz], Stu Mackenzie [voz, guitarras eléctrica y acústica, sintetizadores, bajo, flauta, marimba de cristal, mellotrón y percusión] y Joey Walker [guitarras eléctrica y acústica, bajo, sintetizadores, voz y percusión]. Lucas Skinner aportó el bajo a un tema y el sintetizador a otro, mientras que Leah Senior aportó un monólogo en la tercera canción del disco.  



El extenso tema ‘Crumbling Castle’ da inicio a las cosas ocupando un espacio de casi 10 ¾ minutos. En la pieza en cuestión hallamos un imperio de grooves relativamente sofisticados que son manejados con pulso grácil por el ensamble; también se hacen notar varios aires arábigos en los fraseos de las guitarras y el canto, lo cual finalmente hace inevitable que surjan en nuestra mente los paralelos con GONG así como con HIDRIA SPACEFOLK. En todo caso, una peculiaridad de la logística sónica de esta banda está en el rol tan explícitamente dominante que tienen los guitarreos duales en la elaboración de los centros nucleares de las composiciones. En la frontera del sexto minuto y medio se da un breve pasaje curtido por un lirismo etéreo, un breve oasis que permite al recurrente motif central alimentarse de oportunos recursos de diversidad atmosférica. En los últimos 105 segundos, el grupo le da una variación oscurantista al asunto, creando así un epílogo llamativamente denso. Excelente punto de arranque para el disco. Luego sigue la tríada de la pieza homónima, ‘The Castle In The Air’ y ‘Deserted Dunes Become Weary Feet’, la cual signa una solvente exhibición de variantes sonoras dentro del plan de trabajo del grupo. En efecto, ‘Polygondwanaland’ trabaja un complejo swing dentro de un entramado sonoro grácil y relajado que se mueve muy bien dentro del complejo groove que alterna tempos de 5/4 y 6/4. Los punteos de las dos guitarras exhiben una suavidad ensoñadora. En el caso de ‘The Castle In The Air’, el grupo remodela levemente la aureola grácil de la pieza homónima para incrementar su espiritualidad flotante y, de paso, reforzar también la complejidad del groove remanente; así las cosas, ‘Deserted Dunes Welcome Weary Feet’ impulsa y capitaliza el potencial de vigor rockero de una forma moderada, al modo de un intermedio entre los AGITATION FREE del segundo álbum y la faceta más serena de los dos últimos discos de GONG. La banda ha logrado en esta triádica ilación establecer sólidos recursos de primaveral fineza dentro de las siempre inquietas vibraciones esenciales del ideario prog-psicodélico. 



Se inicia ahora la segunda tríada del disco con ‘Inner Cell’, pieza que emerge para explotar una inteligente síntesis de los temas segundo y tercero del repertorio en base a un lirismo genuinamente fulguroso, mientras que ‘Loyalty’ sigue a continuación para enfilarse hacia una ambientación un poco más adusta, pero manteniendo con lúcida terquedad el gusto por los esquemas rítmicos complicados. De hecho, suena a un híbrido delicadamente equilibrado entre los GONG contemporáneos y la faceta más sobria de los OZRIC TENTACLES de los 6 primeros años. Con esta dupla se abre camino para el arribo de ‘Horology’, el cual encapsula la magia de la pieza inmediatamente precedente y el lirismo de ‘Inner Cell’ con convincente solvencia a través de sus menos de 3 minutos de duración. La tríada final del disco es iniciada por ‘Tetrachromacy’. ‘Searching...’ transita hacia terrenos fusionescos al hacer que el bloque instrumental se sostenga sobre el groove de las percusiones étnicas y se alimente con el colorido ágil propio del folclore hinduísta. Tanto esta secuencia como el disco concluyen con ‘The Fourth Colour’, pieza enérgica que reestructura la ensoñadora vitalidad de ‘Searching...’ para organizar un entusiasta festival de rock mágico, no ajeno a las influencias del STEVE HILLAGE de sus primeros gloriosos años de carrera solista ni tampoco ajeno a ciertos estándares space-rockeros que ya conocemos en HIDRIA SPACEFOLK. La primera parte de este tema final ostenta un vigor razonablemente moderado mientras que en la coda el grupo se suelta con todo, haciendo un generoso uso de distorsiones en las partes más agudas de los guitarreos. Un estupendo final, sin duda. Todo esto fue Polygondwanaland”, una muestra estupenda y eficaz de la propuesta musical de 
KING GIZZARD & THE LIZARD WIZARD, space-rock colorido y ágil para nuestros tiempos. Este disco tiene las suficientes dosis de gancho y candor como para motivar fuertemente una investigación en su copioso catálogo... el mismo que sigue incrementándose mientras publicamos esta humilde y algo tardía reseña.   


Muestras de 
Polygondwanaland.-
The Fourth Colour: https://kinggizzard.bandcamp.com/track/the-fourth-colour

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